Después de casi un mes de concurso, Supervivientes anunció el pasado domingo el nombre de su segundo expulsado. Makoke y Ángela Ponce fueron las dos participantes que protagonizaron un tenso e igualado duelo, siendo finalmente esta última la elegida por la audiencia para convertirse en la eliminada de la semana.

Han pasado varios días desde entonces y la organización del programa ha publicado las imágenes inéditas de la modelo al descubrir su cambio físico. Mirándose frente al espejo por primera vez, antes de regresar a España, la ya exconcursante no daba crédito cuando ha visto la delgadez de su cuerpo y de su rostro. “Madre mía, estoy flipando”, comenzaba a decir. “No tenía esta cintura desde Miss Universo”, añadía.

“Estoy flipando sobre todo con mi cara. Está muy chupada, el pómulo… Me veo muy consumida”, continuaba expresando. Las picaduras de sus piernas también eran otro aspecto que llamaba mucho su atención. “Tengo las piernas llenas de rozaduras, de picaduras, de moratones”, decía.

Después de verse frente al espejo, Ángela ha podido disfrutar de su primera ducha de agua dulce. “Llevo sin comer así un mes […] Creo es que es la ducha que más he disfrutado en mi vida. Que ganas tenía de sentirme limpia. Es uno de los placers de la vida y no nos damos cuenta”, manifestaba.

Pero esto no es todo. Después de ducharse, Ponce tuvo el privilegio de disfrutar de una increíble comida. En su mesa existían todo tipo de platos gustosos, como Hamburguesas, patatas fritas, huevos o lomo, que la han hecho estar, como ella misma ha descrito, "en un sueño". Mientras comía este gran manjar sin tiempo, la modelo se sinceraba como nunca sobre el nombre de los compañeros de los que se estaba acordando en ese momento. “Compartiría esta cena con Nieves, porque ha sido mi hermana aquí y desde el minuto cero hemos estado unidas. Y si pudiera también le daría a Manuel”, decía.